debajo del somier con varios botes de cristal vacíos y un fajo de folios arrugados entre los brazos. «¡Ya está!», exclamó después, frotandose las manos con felicidad. Agus pestañeó varias veces y le miró aturdido, para qué quería todo aquello. «Para inventarelRefrescodelSiglo.»Colocólosbotesen hilera sobre la alfombra y explicó que en cada uno de ellos iría mezclando los ingredientes, en diferentes proporciones para que no tuvieran todos los refrescos