invulnerable edificio de muros floridos. No había superficie bastante en el balcón para satisfacer su crecimiento incontenible y ya sus tentáculos verdecidos trepaban por el tubo del desagüe y se encaramaban o pendían barandilla abajo. En todas las direcciones escapaban los miembros gigantescos de aquel tierno monstruo vegetal en cuyo corazónhabitabalaabuela,entodaslasdirecciones situaba sus almenas y matacanes el colosal castillo. Paseó sin asombro la mirada sobre aquella imponente fortificación arbórea y, en el silencio de la noche,