ésa la única ocasión en que el abuelo le pegó. Hecho una fiera entró en la habitación y le dio una bofetada que le derribó llorando contra la almohada. La furia le obligaba a jadear y a repetir un buen castigo es lo que tú necesitas, niño consentido. Despuésgritó¡Carmina,llevaletodosesoslibros al trapero!, y Miguel sintió a la muchacha trajinando junto a él y haciendole una caricia furtiva y solidaria. También oyó cómo la abuela intervenía rogandole