le miraba con desprecio y pensaba en las cejas grises y tupidas del abuelo. Una tarde, Germán enseñó la peca peluda de su hombro y Miguel hizo con la lengua un ruido que significaba qué asco. Germán estuvo más de una horaburlandosedeAgusydespuésempezóagritar: «¡Agus tiene una peca peluda en el culo! ¡Agus tiene una peca peluda en el culo!». Le persiguió por la habitación y, cuando le hubo alcanzado le bajó el