veían salir grandes llamaradas por las ventanas del quinto piso, probablemente en ese momento había gente muriendo carbonizada en su interior. A casi todos los balcones de la calle se asomaban personas para contemplar el incendio y en uno de ellos tres chicos morenos reíanygesticulabany,bromeando,gritaban¡fuego, fuego! Miguel volvió la vista hacia la casa en llamas, hacia la columna de humo oscuro y espeso que se recortaba con nitidez sobre el cielo despejado. Por decisión