ocupaban sus nuevos puestos. «Separados, nuy separados», decía el viejo profesor encargado de cuidarlos. Luego él se sentaba en su trono, abría un libro, se tapaba la frente con la mano derecha y se hundía enlalectura.Alpocotiemposedormía.Primerosele veía luchar por mantener en alto la cabeza, que se doblaba al fin, dulcemente vencida. Un latigazo de consciencia le hacía erguirse. Regresaba desde muy lejos y
JOV:016.21
DORMIR.1 - (Hacer) Entrar en un estado de reposo y suspensión de la conciencia