de raro? Era evidente que se preguntaba a sí misma. Inclinó la cabeza a un lado y se llevó una mano a la mejilla en actitud pensativa, mientras con la otra se sujetaba el codo del brazo doblado. La oscuridad aumentaba pausadamente. La brevísima tardedediciembresedesleíatrasloscristales.Los crisantemos amarillos eran una mancha de luz sobre la chimenea. Sus tallos se doblaban desmayados, apretados unos a otros en el estrecho cuello del jarrón. Los troncos