ni triunfo, sólo cierta curiosidad, cierta cortés rutina en la pregunta. ¿No comes? Sólo una pregunta. Eso era todo. III --¿Es muy difícil conseguir el Premio Nobel? --preguntó David. El sol del invierno se filtraba por los visillos de encaje ydepositóunrayopálidosobrelasmanoscruzadas del padre. Allí, en el mirador, hundido en su butaca, cubierto por una manta de lana, arropado en las faldas de la camilla, el padre parecía más viejo, más gastado.