Sigueme --dijo sin mirarme--. Te voy a hacer una prueba. No te pongas nervioso. En esta profesión no se pueden tener nervios. Como dicen los americanos: le choux must go on. Cruzamos la agencia, él renqueando y yo también porquenoconsigoevitarelmimetismocuando voy con un cojo, y el mocetón que montaba guardia nos abrió la puerta. Hasta ese momento no había tenido ocasión de fijarme en su cara, pero cuando