a cejar así como así. Pero también creía que quienes me querían mal no osarían atentar contra mi integridad a plena luz y en lugar concurrido, sino que tratarían de atraerme adonde pudieran llevar a cabo sus nocivos propósitos con toda discreción. Tenía, por lo tanto, que evitarlasoledadylanoche.Loprimeromehabía de resultar relativamente fácil y lo segundo absolutamente imposible, de no mediar un milagro celestial que ni mis creencias ni mi conducta pasada me