Texto contextualizado: |
de los gobiernos y las instituciones, sí su credibilidad y su prestigio. El movimiento de los jóvenes no fue una revolución, en la recta acepción de la palabra, aunque se haya apropiado del lenguaje revolucionario. Tampoco fue una revuelta sino una rebelión, en el sentido que he dado al término en otros escritos.1 Fue la rebelión de un segmento de la clase media y fue una verdadera «revolución cultural», en el sentido en que no lo fue la de China. La extraordinaria |
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