cambio consistiría en una tarea sobrehumana aunque no sobrenatural: la transformación revolucionaria de la sociedad. Esa transformación haría otros a los hombres, como la antigua gracia. El fracaso de las revoluciones del siglo XX ha sido inmenso y está a la vista. Talvezlaedadmodernahacometidounaterrible confusión: quiso hacer de la política una ciencia universal. Se creyó que la revolución, convertida en ciencia universal, sería la llave de la historia, el sésamo que abriría