recuerda... » El viejo se lleva las manos al vientre y mira en torno. « ¿ Tú también, Rusca? ¿Estás oyendome? Seguro que no comprendes. Brunettino tampoco, claro. No sabéis que la Salvinia había respetado siempre la plaza.Desdequeenviudóalahogarsesumaridoenel caz había hecho su capricho, sin importarle nadie, pero respetando la plaza porque es el pueblo. O quizás por la iglesia, que hasta la más brava tiene esas ideas de
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AHOGAR.1 - Matar o morir(se) por falta de respiración