a la contaminada claridad de la noche milanesa. La nieve ha desaparecido ya, arrastrada por las mangueras y las máquinas municipales. Absorto en sus cavilaciones, le causa sorpresa ver al niño despierto, alzando silenciosamente sus bracitos. Lecogeysesientaconélenelsuelo,cruzando por delante la manta para envolverse los dos. -Ya ves, Brunettino, el cabrón se ha muerto. Le han enterrado esta mañana... Ya sabrás algún día lo que es