Catanzaro y meterse en casa de la Sgarrona, pagando. Al día siguiente ya no presumía tanto; volvió con pinta de gallo alicaído.» -¿De qué se ríe, abuelo? ¿No le gustan? -Muchísimo, ¡vaya cuero bueno!... Te habrán costadocaros...Peromiramismanos,mujer;nocaben. Andrea, asombrada porque compró precisamente la talla más grande, compara manos con guantes y se confunde en disculpas. El viejo intenta consolarla,