Recuerda entonces que en los jardines hay un quiosco de florista y que desde allí hay poco trecho a la via Borgospesso: eso le decide. Así es cómo, más tarde, sube en el encajonado ascensor con su ramo en la mano, siempre receloso dequeesacajaseatasqueensuchimenea...Previamente ha llamado desde el portal y ella le ha invitado a subir. Le espera en el descansillo del ático. Como siempre: limpia, sencilla, animosa. Y,