hacia su plato vacío, amarillo disco de plástico sobre la cómoda. -Es su hora, ¿verdad? -apunta Simonetta. -Sí; debe de tener hambre. -Quedese con él; yo le haré la papilla. -¿Sabrásprepararla?-seasombraelviejo, porque las muchachas de ahora ignoran esas cosas. -Mi tía me lo explicó. Además, yo he cuidado niños. Estuve au pair en Suiza el año pasado, ¿qué