, sino al contrario. Renato no tiene arreglo; está domado. Tras su grito de la otra noche ha vuelto bajo el yugo de Andrea. Parece incluso arrepentido: ayer llamó ella por teléfono anunciando su retraso para cenar, a causa de una reunión académica prolongada, yRenatoasentíamansamente: -Sí, yo le bañaré y le daré la cena... Sí, le acostaré; no te preocupes, amor... Ella continuaba, prolija como siempre, y el viejo