a sumirse en un estado de médium. Y, como una auténtica vidente, lograba entrar en otro espacio, sin tiempo, donde aún permanecía tu infancia, tu adolescencia, tu juventud. Su memoria era inmensa. Un mundo completo y tan inalcanzable como el delosmuertoscabíaenella.Yocerrabalosojosy,en la oscuridad de mis párpados, te contemplaba como a un fantasma vivo que ella convocaba para mí. Entre nosotras apenas existían más palabras que las que surgían