lo miraba desorbitadamente y suplicaba algo en otro idioma, luchando por zafar las piernas, por enderezarse, durante un momento le pareció que quería decirle algo que no era solamente gritos o súplicas o insultos en su lengua, le desabrochó la blusa buscando ciegamente los cierres másabajo,fijandolaalcolchóndepajacontodo su cuerpo cruzado sobre el de ella, pidiendole que no gritara más, que ya no era posible que siguiera gritando, alguien iba a venir, dejame, no grites más,