nadie, nos evitaríamos cortésmente en las salas y en la calle; sería la única manera de que el núcleo conservara su fidelidad, que guardara en el silencio la obra cumplida. Queríamos tanto a Glenda que le ofreceríamos una última perfección inviolable. En la altura intangible dondelahabíamosexaltado,lapreservaríamos de la caída, sus fieles podrían seguir adorandola sin mengua; no se baja vivo de una cruz. Historia con migalas Llegamos a las dos de la tarde al