de su grupo musical. Nada parecía fastidiarle tanto como tener que oír las canciones de los Beatles y por eso, cuando el profesor le trajo uno de sus discos como regalo de cumpleaños, lo escuchó con una expresión de disgusto que difícilmente podía pasar inadvertida. --Siloprefieres,suprimimoslamúsicadenuestras clases --propuso Carlos sin rencor. El niño se encogió de hombros y pensó que, por lo menos, había conseguido erradicar aquel enojoso gesto breve,