le había prohibido recibir visitas. Miguel consiguió escaparse un momento del salón y se asomó a la habitación en que se hallaba recluido el abuelo. Las sábanas de la cama estaban revueltas y sobre ellas se removía entre jadeos aquel cuerpo débil, insospechadamente viejo y decrépito. Elabuelollorabaensilencio,gemíaconsordogemido y en su rostro se dibujaba la mueca de una pena inmensa. Después del entierro disminuyeron las visitas y Onésima ya no obligaba a Miguel a llevar
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LLORAR - Derramar lágrimas por cualquier causa: pena, dolor, alegría, rabia o similar