Después de comer, mientras se despedía, le dijo con una débil sonrisa que estaba segura de que no habría ningún problema en la casa. Miguel asintió y pensó que aquella sonrisa era la de una persona que huiría ante el menor peligro. --Tencuidadoconloscaníbales--recomendócon leve sarcasmo. Carlos, el profesor particular, solía llevar unos pantalones vaqueros muy desgastados por las rodillas. Era delgado y sonriente, usaba gafas pequeñas y redondas como las de Silvestre