de su desesperación; su escepticismo no es una sabiduría sino una renuncia; su nihilismo desemboca en el suicidio y en formas inferiores de la credulidad, como los fanatismos políticos y las quimeras de la magia. El lugar vacante que ha dejado el cristianismo en las almas modernasnoloocupalafilosofíasinolassupersticiones más groseras. Nuestro erotismo es una técnica, no un arte ni una pasión. No insistiré: la descripción de los males de Occidente se ha hecho muchas