nueve, en ayunas. --Solamente quiero hablar con el doctor. --De acuerdo, pero vengase en ayunas, con la chequera. Para no dejarle la última palabra, preguntó: --¿Ustedes aceptan cheques de personas que no conocen? --ElseñorAnselmilorecomendó. Aquel viernes La mañana era destemplada y muy gris. Entre la mole blancuzca de la Facultad de Odontología y vidrieras que le dejaron el recuerdo, sin duda falso, de bandejas donde