Texto contextualizado: |
la celidonia ni el zarapinto. En cambio, no quería que le trajeran búgulas, campanillas ni matricarias, que sólo le gustaban acompañadas de pétalos de pamporcino o hipocístide. Juró que estas últimas eran deliciosas, al tiempo que mostraba auténtica satisfacción por cada pétalo de lirio que tragaba: entrecerraba los ojos, emitía leves suspiros de felicidad. A la hora de la cena, Mercedes confiaba en que no advertiría las reducidísimas porciones de proteínas comprimidas que, espolvoreándolas, había disimulado entre |
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