se lo echó al hombro como si fuera un costal. Le ofrecí compartir la carga, dijo que no y seguimos trepando. No creo que hubiéramos llegado muy lejos si, de pronto, un tenue tañer de campanas no hubiese traspasado la niebla. --¡Elmonasterio!--gritódonPlutarquete. Aguzamos el oído para determinar de dónde provenía el tolón tolón y decidimos de común acuerdo que el monasterio debía de caer a la derecha, un poco más arriba y a