medida que el viejo, primero de pie, sentado después en su cama, cavila para su dulce carga. «Es verdad, compañero, me has cogido en el sueño. Pero no creas, no descuidé la guardia... Es que,¿sabes?,elenemigoseretira.Vamosganandola guerra, ¡sí, vamos ganando, algunos ya se rinden! ¿No me crees? ¿ Es que no te das cuenta tú mismo? A ver, ¿cómo has llegado hasta aquí? ¿Has tenido que gritar,