¿Ves, hijo? Desde allí se divisa el otro mar, el de Reggio. Alguna vez subirás allí conmigo. » Pero no volvieron nunca y, años después, no fue a estudiar a Reggio, sino a Nápoles, cuando ya estaba claroparaélquenolereteníanlasgentesdela Sila, que nunca podría sobrevivir allí... Pero aquella tarde, en lo alto de la roca, en la cima del verano, brazo hacia lo lejos, el índice de su padre era el