? --Probablemente. --¿Por qué no pone una trampa? --Sería inútil. --No sé por qué el rumor ese me resulta desagradable. --A mí también --dijo Melville--. Es claro que tenemos suerte de que nos haya tocado oír el animal ynoolerlo. Después de mirar el reloj dijo Rugeroni: --Me voy. Me espera Marisa. 2 Martes A poco de comenzar la clase, oyeron el inconfundible rumor de dientes que roían