murmuró Julián. --Yo espero un barco que me lleve a alguna parte --bromeó--. La barca de Caronte, quizá... Sin saber cómo, el hijo de David había vuelto; estaba otra vez sentado frente a él. Juliá extendió los brazos y le pidió: --Ayúdame. El chico se levantó y le cogió por las dos manos; luego le agarró por la cintura y le preguntó: --¿Qué quieres hacer? Él contestó: --Marcharme