lo tienes que pagar», repuso Miguel con firmeza y, como vio que el otro hacía caso omiso de su advertencia, le gritó ¡bandido, rufián, te acordarás de mí, te acordarás! El chico del flequillo remontó de un salto los escalones ydeunapatadaderramósobrelosperiódicosel contenido de todos los botes. Miguel empezó a insultarle de nuevo, pero Carmina había oído el alboroto y, con los brazos en jarras, les observaba desde
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DERRAMAR - Dejar o hacer salir un líquido de su contenedor (normalmente, aplicado a la sangre y a las lágrimas)