Solía viajar con frecuencia, tardando a veces en regresar meses enteros. Y no eran las suyas salidas de trabajo, sino de placer, como aseguraba tía Elisa dejando caer sobre la palabra "placer" un peso morboso que a mí me asustaba y, de alguna manera,meatraía.Noobstante,semepresentabacomo algo sombrío, innecesario, caprichoso. Recuerdo que nuestro padre acostumbraba tomar bebidas alcohólicas a cualquier hora del día o de la noche. En más de una ocasión,