dijo: --Lo felicito, Rugeroni. Estoy orgulloso de usted. Su crítica ha detectado una limitación, inútil negarlo, en mi gran llave maestra de la conducta humana. Yo pensaba, evidentemente, en una humanidad compuesta degentecomoustedycomoyo.¿Sefiguraauno de nosotros preguntandose con la mayor gravedad si está bien o está mal que asesinemos a un prójimo? Me apresuro a confesarle que nunca tuve en cuenta a los asesinos