. Conozco mis defectos, pero no siempre los corrijo. --Todos somos iguales. Cuenteme cómo fueron esas entrevistas. --El Buey, que es un hombre obstinado, mantuvo su resentimiento. Las entrevistas fueron penosas paraambos.Sinllegarasuprimirlasdeltodo,lasespacié. Entonces noté en mí una reacción poco atractiva. --¿Qué notó? --Cuando estaba con él me sentía compungido, casi avergonzado de haber provocado su desgracia. Pero bastaba que