cosa». Del que no tiene fortuna y del que no tiene agallas, pensaba él ahora. La cuestión estaba en poder o saber enfrentarse a un destino aciago o parar un golpe que iba directo al corazón. Si él, que nunca tuvo cuchara de plata,seenfrentabaenunmomentocomoéstea un hecho consumado, lo hacía con la voluntad del luchador. ¿Acaso había sido ésta ajena para cumplir lo que su madre llamó siempre «abrirse camino