juzgar por su posición, pertenecían a un mismo cuerpo y, por más que tratara de ladearse y asomar el tronco para ampliar el ángulo de visión, no alcanzó a ver más arriba de las corvas. Eran, sin duda, piernas de mujer. Le parecierontanatractivasquedudósiloseríanpor sí mismas o a causa del regocijo añadido por la contemplación escondida de una intimidad completa y durante un buen rato se entretuvo en hacer cábalas y disfrutar con la imaginación