traté de interesarla en mis estudios, que a la sazón versaban sobre las fluctuaciones del precio de la cebada en el siglo XVI. No acumularé detalles; basteles saber que nuestro primer año de matrimonio transcurrió con desesperante monotonía. Yo, sin embargo, era feliz... Aunquedetestoladescortesía,hubeporfuerza de levantarme a orinar y aproveché la incursión para echarme varias almuerzas de agua al rostro con objeto de soportar despierto el resto de aquella tabarra que