una deuda de más de veintitrés mil millones de dólares. Gran paradoja: los acreedores son los gobiernos y los bancos de Occidente. Mal comido, mal vestido y mal tratado, el pueblo volvió a mostrar ruidosamente su descontento. En las universidades y en los círculos intelectuales se había iniciado,desdehacíaaños,unmovimientodecríticafilosófica, moral y política. Muchos de esos intelectuales disidentes venían del marxismo; otros del catolicismo. Entre ellos se distinguió Jacek Kuron, que más tarde