cuarto, bajó al restaurant, almorzó con apuro. Después preguntó al conserje si la calle donde vivía la señora Bellocq quedaba lejos. «A diez minutos», dijo el hombre. Eran las tres de la tarde. Ya salía, pero recapacitó: «Con este calorquizáduermanlasiesta.»Paranollegarintempestivamente, se demoró un rato por los alrededores del hotel y, sin advertirlo, se alejó. A eso de las cuatro se presentó en la casa de la señora Bellocq. La portera
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DORMIR.1 - (Hacer) Entrar en un estado de reposo y suspensión de la conciencia