se oyó decir: La luz, la luz; y entonces, sí, entendió que desde quién sabe cuánto tiempo, quizá desde su entrada en la casa, se hallaba bajo la luz y no bajo las sombras. En un segundo reconoció elterritorioylaoportunidad;quisoaferrarse a la distancia que la mirada interponía entre él y las cosas para afirmar su reacción pero le faltaron las fuerzas y ya no pudo. Entonces sus ojos se acercaron velozmente a la