ramillete tan triste que aún largo tiempo después de dispersado dejaba un vago olor a tallo seco y cuyo recuerdo era tan mustio como el de un pensamiento abandonado. No dejaba de aceptar que el apego al alcohol, al tabaco y a la hierbaerasecueladeaquellasimpresionesyloadmitía con la parsimonia del enfermo atacado por un mal que ya no tiene remedio pero cuyos efectos pueden ser mitigados sin otro riesgo aparente que el de una tolerable adicción. El frescor de la