uno de esos milaneses tan inseguros bajo su ostentación, temerosos siempre de no saben qué, y eso es lo peor: miedo de llegar tarde a la oficina, de que les pisen el negocio, de que el vecino se compre un coche mejor, de quelaesposalesexijademasiadoenlacamaodeque el marido falle cuando ella tiene más ganas... El viejo lo percibe a su manera: «Nunca están en su ser; siempre en el aire. Ni machos ni hembras del todo; no llegan