y con pocos, caminaba sobre suelas de goma y se vestía con una campera negra y pantalones terrosos, los ojos rápidos para el quite y el despegue, algo que la dueña de la pensión llamaría furtividad; no era un fantasma peroselosentíalejos,lasoledadlorodeaba como otro silencio, como el pañuelo blanco en el cuello, el humo del faso pocas veces lejos de esos labios casi demasiado finos. Matilde lo vio por primera vez -por esta
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RODEAR.3 - (fig.) Estar incluido [en la esfera personal de alguien]