. La vida es larga y la tiene por delante. Johanna y yo la recorrimos juntos. «Una cantinela que debo oír por ser joven», me dije, pero también pensé que si Johanna no me quería de veras, el hombre tenía razón. Me sentí vencido ymurmuré: --Me voy. Estaba tan perturbado que al salir de la quinta me pregunté si, para volver a Buenos Aires, había que doblar a la derecha o a la izquierda.