si no pudiera creer que yo bromeara con su desgracia. Después de mirarme desconcertado, me agarró del pescuezo y me sacudió como un pajarito. --Sacudido por ese gigante ¿quién no parecerá un pajarito? --Yo más que otros. Por casualidad me salvé de quemematara.Medejódesvencijadoydolorido. --¿Volvió a verlo? --Claro. Quizá usted tenga razón y yo sea un hombre contradictorio. Primero hago crecer al Buey y después