nuestro coloquio, porque los dos policías se la llevaron en una dirección y a mí me arrastró en la opuesta el comisario Flores, a quien, no bien hubimos dado unos pasos, dije que intercediera por mi pobre hermana, que no tenía culpaalguna,cosaquenoparecióenternecerledemasiado. Seguimos andando y salimos a la calle por una puerta lateral. No me esperaba allí una ejecución sumaria, sino el mismo cochepatrulla que nos había recogido en el aeropuerto y en