de buscar con arte, perseguir con tesón y exterminar con saña unos escarabajillos peloteros que se cebaban en los rosales que al doctor Sugrañes enorgullecían y que nosotros teníamos que hacer crecer con ímprobos trabajos en aquella aridez espiritual y geológica. Los lepidópteros, si es que en semejantepedigrípuedeencuadrárselos,efectuaban sus dañinas pitanzas durante la noche y esa a la que ya me he referido nos encontró a Pepito Purulencias, un cincuentón gerundense que había pretendido rejonear desde una bicicleta al Gobernador