a mirar desde arriba, sobre todo a la gente, para no achicarte nunca... Claro que soy hijo de la montaña, ¿quién me salvó en la guerra sino ella? Mi Femminamorta, la madre de los partisanos, el refugio ennuestrosapuros.Encambioelloslaevitaban, ¡puercos alemanes! Rodeaban su ladera mirando asustados hacia arriba; sabían que estábamos allí, pero no se atrevían a subir. En la montaña estaban perdidos... Y también en